lunes, 9 de abril de 2018

Cruz de Olarizu


En la dictadura franquista, las Santas Misiones fueron uno de los elementos ideológicos fundamentales, como instrumento para recristianizar a toda la nación española.
Discrepo en algunos puntos que hace referencia la doctora en Historia Virginia López de Maturana en su informe sobre la construcción de la cruz de Olarizu.
No es cierto que dicha cruz se construyese con un sentido religioso, porque en aquellos años el franquismo estaba por encima de cualquier opción religiosa. La iglesia católica y el régimen impuesto iban siempre unidos.
Aunque es cierto que la cruz quería recordar a la Santa Misión, no es verdad que hubo tal acto multitudinario en el que se volcó toda la ciudad. Ni siquiera se llego a inaugurar como comento después.
Yo que soy ya mayorcito, he conocido a personas, tanto religiosas como políticas (si así se les puede llamar a los que voy a nombrar) que tuvieron que ver con la construcción de la cruz de Olarizu y que la doctora en Historia saca a relucir en su informe.
-         Yo conocí las llamadas Santas Misiones en la década de los 50 y viví a mis ocho añitos como nos obligaban a ir del colegio a la “capilla del Prado” donde además de la misa, nos obligaban durante más de una hora a hacer ejercicios y canciones, todo ello dirigido a inculcarnos aquel régimen nacional-católico.

-         Yo conocí a los tres vitorianos que hace mención la doctora en los que se centra para afirmar que la iniciativa de la construcción de la cruz tuvo un sentido religioso. Los tres eran conocidos de mi aita y dos de ellos compañeros en el deporte de la montaña. El tercero, Luis, estaba ligado a las misiones diocesanas vascas, cuyo compromiso misionero estaba ligado a America Latina, Ruanda y Angola pero nada tenía que ver con la Santa Misión.
Los tres eran católicos y buenas personas pero muy vulnerables y como la mayoría, en aquella situación de represión franquista, dispuestos a realizar la propuesta que tuvo que ver con la construcción de la cruz, acompañada de presiones del régimen que a través del gobernador civil de Alava y jefe provincial del movimiento Luis Martín Ballestero, que obligaba al arquitecto Emilio Apraiz a grabar en la cruz los nombres de los curas alaveses ligados al régimen franquista. Ante tales imposiciones la cruz de Olarizu nunca llego a inaugurarse.
Estos tres vitorianos, viendo lo que significaba la cruz en la que tuvieron una parte importante, quedaron convencidos que la finalidad que le dio el régimen franquista conmemorando la Santas Misiones no tenía que ver con la propuesta que ellos hicieron para levantar la cruz. Tampoco podían levantar su voz en contra, ya que la situación en aquellos años cincuenta, en plena represión, se jugaban la cárcel y todo lo que les podría venir después como ocurrió con otros muchos alaveses con ideas contrarias a dicho régimen.

-         Yo conocí a José María Bueno Monreal, aquel obispo que bendecía los aviones franquistas y aliados en el viejo aeropuerto de Salburua en la mal llamada “guerra civil” española y que, en nombre del obispado, aprobaba levantar la cruz de Olarizu.
Fue el que me dio la primera “ostia” en la primera comunión a mis siete añitos.

-         Yo conocí a Bruno Ruiz de Apodaca, que no aparece en el informe de la doctora de historia, pero me consta que, a sus 50 años, también colaboró y tuvo que ver en el proyecto y la colocación de la cruz de Olarizu.
Este personaje es conocido en la hemeroteca como el “asesino franquista alavés”. Era el que en los años de represión fascista capitaneaba las salidas nocturnas de las prisiones y el mismo se jactaba de haber matado a 108 republicanos en la represión tras la “guerra civil”.

Dice la doctora en Historia que la cruz de Olarizu “fue reconvertida en un memorial político y no religioso”. En aquellos años, el régimen de la dictadura no admitía signo político alguno, por tanto se trataba de un memorial fascista y dictatorial.
No puedo estar de acuerdo con lo que dice la doctora en Historia: “que figuren los nombres de todos los sacerdotes de la diócesis de Vitoria que fueron asesinados durante la Guerra Civil por ambos bandos”.
Ni hubo guerra civil ni hubo dos bandos. Lo único que hubo fue un alzamiento militar en contra de la república elegida democráticamente por el pueblo, con una represión posterior en la que hubo miles de asesinatos por el régimen franquista de los que todavía hay una gran parte sin aparecer.
Por todo lo expuesto en lo que la cruz de Olarizu representa, mi propuesta es que la misma sea demolida y en su lugar se cree un lugar de memoria a través de un pequeño monumento en el que se haga referencia a todos los que fueron asesinados por la dictadura franquista (fuesen sacerdotes a o no).
06.04.2018
Josemari López de Arbina

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