BOLETÍN OFICIAL DEL PAIS VASCO.
RESOLUCIÓN de 16 de octubre de 1995, del Viceconsejero de Cultura, Juventud y Deportes, por la que se incoa expediente para la declaración de Bien Cultural Calificado a favor de la Zona Arqueológica del Poblado de Kutzemendi en Vitoria-Gasteiz (Álava), con la categoría de Conjunto Monumental. La Comunidad Autónoma del País Vasco, al amparo del artículo 148.1.16.º de la Constitución y a través del artículo 10.19.º de su Estatuto de Autonomía, asumió la competencia exclusiva en materia de patrimonio cultural, así como el cumplimiento de las normas y obligaciones establecidas por el Estado para la defensa del mismo contra la exportación y la expoliación, de acuerdo con el Real Decreto 3069/1980, de 26 de septiembre. Como fruto de dicha competencia exclusiva en materia de patrimonio cultural, el Parlamento Vasco aprobó la Ley 7/1990, de 3 de julio, del Patrimonio Cultural Vasco. Esta Ley rige los procedimientos de declaración de Bienes Culturales Calificados de la Comunidad Autónoma Vasca. Visto el interés arqueológico que presenta el Poblado de Kutzemendi sito en Vitoria-Gasteiz y, atendiendo a la solicitud presentada por la Diputación Foral de Álava y a la propuesta de resolución elaborada por los Servicios Técnicos de Patrimonio Cultural, RESUELVO: Primero.– Incoar expediente de declaración como Bien Cultural Calificado, con la categoría de Conjunto Monumental, a favor de la Zona Arqueológica del Poblado de Kutzemendi en Vitoria-Gasteiz, conforme a la delimitación que se establece en el Anexo I de la presente Resolución. Segundo.– Establecer como medida cautelar y urgente de protección del yacimiento arqueológico la prohibición de utilizar la zona delimitada para actividades relacionadas con el motociclismo. Tercero.– Continuar la tramitación del expediente, de acuerdo con las disposiciones en vigor. Cuarto.– Hacer saber al Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz, así como a los Departamentos de Cultura y de Urbanismo de la Diputación Foral de Álava que toda actuación u obra a ejecutar sobre esta zona arqueológica deberá contar con autorización de la Diputación Foral, previa presentación del proyecto arqueológico, conforme a lo establecido en el artículo 45 de la Ley de Patrimonio Cultural Vasco. Quinto.– Notificar la resolución al Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz y a los Departamentos de Cultura y de Urbanismo de la Diputación Foral de Álava, así como al Departamento de Ordenación del Territorio, Vivienda y Medio Ambiente del Gobierno Vasco. Sexto.– Publicar la presente Resolución en el Boletín Oficial del País Vasco y en el Boletín Oficial del Territorio Histórico de Alava para su general conocimiento. En Vitoria-Gasteiz, a 16 de octubre de 1995. El Viceconsejero de Cultura, Juventud y Deportes, JOSÉ MARÍA AGIRRE ESKISABEL.
ARMANDO LLANOS
DIRECTOR DEL
INSTITUTO ALAVÉS DE ARQUEOLOGÍA
Si pudiésemos volver atrás en el tiempo
2.800 años, desde la altura del monte de Kutzemendi veríamos a nuestros pies
una serie de leves columnas de humo que se elevaban desde las casas de pequeños
poblados que se asentaban a nuestros pies. Así se localizaban en lo que hoy son
Atxa, Salvatierrabide, Zabalgana o Arkaia. Entre todos ellos destacaba este
monte por su presencia en alto, con una posición dominante. ¿Pero quien vivía
en ellos? Se trataba de unas gentes de origen transpirenaico, que llegaron a nuestro
territorio en distintos momentos de la Edad del Hierro. A estas se sumarían
algo más tarde otros grupos, esta vez de procedencia peninsular, asentándose en
él definitivamente. Entre todos ellos crearon este gran poblado de Kutzemendi.
Pero conozcamos algo más de él.
Después de permanecer en el más absoluto
olvido durante unos miles de años, su descubrimiento en 1926 como yacimiento
arqueológico fue fruto de las prospecciones de José Miguel de Barandiaran. Los
resultados de las primeras intervenciones son de ese mismo año, llevándose a
cabo otras excavaciones arqueológicas en 1950, por Gratiniano Nieto, Domingo
Fernández Medrano y Basilio Osaba, y en 2000, por Idoia Filloy y Eliseo Gil.
Gracias a estos trabajos disponemos de algunos datos que nos hablan de este
poblado y de sus gentes.
Se extendía sobre toda la parte alta del
monte, en una gran extensión, algo así como lo que hoy ocupan más de diez
campos de fútbol.
Las excavaciones de 1950 se centraron en
varios puntos del poblado, poniendo al descubierto los restos de las zapatas de
los muros de piedra que correspondían a las viviendas. Sus formas variaban,
siendo algunas, las más antiguas, de trazados circulares y otras, las más
recientes, de plantas rectangulares. Sobre estos muretes se levantaron las estructuras
de madera, cerrándose las paredes con trenzados de ramas recubiertas de barro,
o con adobes, y techándose con cubiertas vegetales. Una potente modificación
del terreno, aterrazándolo, les permitió establecer sobre ellas las viviendas
de una forma ordenada. Este gran esfuerzo constructor se completó con una
potente muralla que rodeaba el poblado, protegiéndolo allí donde el terreno
presentaba una defensa natural más débil. Tenía un espesor de cuatro metros,
consistente en un relleno de tierra, y un forro de mampuestos de piedra con una
altura estimada de entre cuatro a cinco metros, rematados con un adarve de
madera. Esta imagen, fácilmente visible desde lejos, le otorgaba el carácter de
un poblado de prestigio.
Pero conozcamos mejor cómo desarrollaban su
vida. Dada la escasa superficie excavada, no fueron muchos los datos obtenidos,
pero sí los suficientes, sumados a los ya conocidos en otros poblados de la
misma época, para permitir esbozar una visión del desarrollo de la actividad en
éste. En su interior aquellas gentes llevaban una vida bien estructurada
socialmente, que giraba entre su dedicación al pastoreo y la ganadería, y algo
más tarde a la agricultura, asegurándoles su manutención e incluso el ingreso
de ciertos recursos económicos. A esto se añade su carácter de artesanos, como
buenos fundidores de bronce y forjadores del hierro, además de hábiles
ceramistas y trabajadores de otros materiales, como los derivados del hueso o
los textiles. De ello dan fe los hallazgos de fíbulas (imperdibles), agujas y
anillo, espuela, material de bronce en bruto, pesas de telar, etc.
La presencia de materiales romanos fuera
del poblado, en la zona sur, en una altura que dominaba la entrada de este
castro, nos sugiere un posible control campamental. A partir de este momento se
perdieron los datos sobre la ocupación de este importante núcleo que,
posteriormente ya en la Edad Media, aprovechó su estratégica situación para
levantar un castillo. Así, este lugar poblado de forma continuada durante cerca
de mil años, puede considerarse como el primer núcleo organizado que precedió a
la creación de Gasteiz.
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